viernes, 10 de abril de 2020

TIEMPOS DE ADVERSIDAD O LA HORA CLAVE PARA REFORMULAR MIS PRIORIDADES



Vivir una cuarentena dentro del actual aislamiento social debido a la pandemia del corona virus, es una circunstancia para la que ninguno estuvo preparado. La situación de encierro, las limitaciones diarias en términos de circulación por la ciudad, el abastecimiento anormal de productos y servicios, aspectos como el trabajo cotidiano, la educación, los negocios, todo ha sido afectado y el gran agravante es que carecemos de certezas futuras, es decir no sabemos exactamente hasta cuando durará esto. Lo que sí vamos entendiendo en el día a día es cuán difícil es coexistir con los demás en un entorno de enormes limitaciones como las que hoy nos toca vivir; se nos hace evidente que hay actitudes que no suman, conductas que nos enfrentan y nos dividen, omisiones que lesionan a los más indefensos del país, malos hábitos de los demás y de nosotros mismos, que hoy nos pasan factura.

Son tiempos en que aparecen también héroes donde menos uno lo espera, nos topamos con acciones solidarias que rebasan lo imaginable. Hay gente noble en nuestro mundo y este tiempo crítico, gracias a Dios, la pone en evidencia. Podemos también toparnos con situaciones impensadas que sorprenden y esperanzan como el nacimiento hace un par de días de dos niñas sanas y saludables, hijas de madres afectadas por el COVID19. Será que es tiempo de milagros también…             

El mundo detuvo su andar cotidiano de manera abrupta como si tanto desastre en nuestro planeta hubiese llevado directamente a una instancia límite en la que colapsó todo.  Así llegamos a este estadio en donde no hay certezas, no hay ausencia de riesgo, se vive con temor y las preocupaciones están haciendo añicos la emocionalidad de muchas personas. Se prevé que el mundo después de esta pandemia no será el mismo. Y ¿entonces nosotros que? ¿Cabe seguir como veníamos o será conveniente revisar nuestra vida y reformular algunas de nuestras prioridades?  

Empecemos por lo básico: nuestro hacer, pensar y decir es fruto de lo que somos. Nuestra angustia y desazón es consecuencia no sólo del contexto actual sino también del modo como hemos vivido siempre: nos hemos sentido dueños de muchas cosas y la verdad es que nada nos pertenece, no somos dueños de nuestra vida ni de la de nadie, no sabemos la hora ni el lugar pero si sabemos hoy más que nunca que nada sabemos, que todo es efímero, que lo que no gocemos hoy no nos esperará siempre, que a cada día le basta su afán, que alimentar un ego caprichoso y ensimismado solo forjará a futuro seres de esos que agreden policías, que no respetan las leyes ni consideran los derechos del prójimo.      

Se trata de tocar nuestro ser y este tiempo puede permitirnos ocasión para hacerlo considerando que es determinante hacerlo si queremos estar a la altura de lo que se viene porque muchas cosas podrán reenfocarse pero sólo si cada uno toma la responsable decisión de hacerlo. De esta forma, este tiempo de aislamiento preventivo, puede mejor aprovecharse:            

Tiempo de apreciar lo Sencillo, lo casero, la naturaleza, las conductas de tu mascota, un atardecer o amanecer desde tu ventana,  en fin. Contemplar nos pone en contacto con el ser de las cosas. Las verdades mas grandes de la vida son siempre cosas sencillas y perdemos la capacidad de tomar contacto con ellas cuando complicamos nuestra existencia con problemáticas cotidianas que tal vez hoy, por esta situación especial, estén ausentes. Aprovechemos para recuperar la capacidad de asombro de las cosas sencillas que por serlo muchas veces pasaron a un segundo plano.        

Tiempo para estar con el otro. En una elocución reciente de mi Maestro el Dr. Rubén Pistacchia, el sugería que era oportuno darle un telefonazo a ese viejo amigo con el cual hace mucho no conversamos y con mayor razón aún, si sé que está solo o afrontando alguna situación compleja. Se trata de estar. Porque por más que los digamos, la verdad es que no siempre estamos para los demás. Hoy es hora de estar, aún cuando haya poco por decir. Porque ser un oído puede significar ser una compañía y a muchos hoy les alcanza con eso, con ese saber simplemente que estamos y que cuentan con nosotros.     

Tiempo de Reflexión, aprovecha para reencontrarte contigo mismo; tu yo más profundo de seguro espera por ti. El ruido diario anterior a la pandemia dificultó siempre esta conexión. Hoy puedes tomarte un rato para tì para mirar como vives, que puedes mejorar, logros, avances, nuevas ideas, temas pendientes, en fin. Es un tiempo que puedes bien aprovechar.          

Tiempo de Fe. El silencio, la soledad, la ausencia de ajetreo generan espacios proclives para que te tomes un tiempo para orar, para conversar con Dios, para cerrar los ojos y tratar de oir su voz. Hay respuestas que hoy no tenemos y la fe crece justamente cuando nuestra razón colapsa. Y volver a creer si en algún momento te perdiste, puede ser un itinerario ideal para estos tiempos.  

Tiempo para Aprender. Cuantas cosas vendo postergando hace rato y no tengo cuando realizar. Desenfundar ese instrumento musical que me contempla a diario como diciéndome acuérdate que no soy un adorno. Terminar ese libro que tengo a medias hace no se cuanto. Estudiar o investigar sobre aquello que me apasiona aún cuando no sea algo relacionado con mi quehacer cotidiano, dejar de lado mi perfil utilitarista y darle chance a la otra cara de mi corazón.

Una acotación importante: hay algunas prioridades que no podremos tratar porque la misma situación contractual no nos permite tener visibilidad clara al respecto. Este mismo acto de evitar tratar este tema, será todo un ejercicio de humildad dado que aceptar la contingencia sin desesperarnos supondrá otro aprendizaje inesperado pero necesario.

Recomendaciones Finales: 


  • Invertir tiempo en Proyectar puede ser muy frustrante en estos momentos.  Quien sabe mas adelante sea mas conveniente. Hoy con un escenario aún difuso no es aconsejable dado que puede acrecentar nuestra ansiedad. Mis prioridades y las de quienes amo están impregnadas de presente. Hay que aprovechar el tiempo actual. Y para lo futuro no se aflija, proyecte pero ponga holguras considerables, es decir si cronograma actividades no sea estricto con las fechas; coloque periodos en lugar de días exactos. Evítese el bajón futuro y frustrante de sentir que no se avanza al ritmo que Ud deseaba.          
  • Los pensamiento negativos van a perseguirnos sin tregua. Es aconsejable cada tanto una dosis de ayuno de información dado que recibimos minuto a minuto una carga emocional muy dura con tanta información sobre los efectos y problemas en torno al Corona Virus. Llamamos infoxicación a esta sobrecarga informativa. Ojo no se trata de ignorar lo que sucede sino de dosificar esta información para tratar de minimizar el impacto de ella en nuestra conducta.  
  • Un día a la vez. La consigna del sólo por hoy tan conocida y aplicada en centros de rehabilitación es muy conveniente en tiempos como estos. No genera stress futuro sino que se enfoca en ganar la batalla de cada día. Porque lo prioritario hoy es no perder la batalla con el desánimo, el hastío, la abulia, la desesperanza o el fatalismo. 
Toca avanzar paso a paso, con firmeza y sin prisas, recordando que nadie se hace valiente viendo batallas por TV sino enfrentando en la vida real situaciones críticas como las actuales. Es la hora de que aflore la virtud en cada uno, esa que seguro en más de una vez nos hizo creer en nosotros mas allá de cualquier circunstancia por complicada que sea. Es la hora, es el tiempo.