martes, 27 de septiembre de 2016

ROMPIENDO MITOS QUE LIMITAN EL DESARROLLO DE MI MARCA


Cada vez me convenzo más de lo importante que es realizar un proceso de introspección cuando tomamos la decisión de estructurar formalmente nuestra Marca sea personal o corporativa. Y no cualquier proceso, sino uno que permita conectar mi vocación de gestor de Marca con aquello de mí que me define y que decido que sea el eje de mi proyecto de branding. Precisamente enfocados en esto, desarrollamos, junto con el equipo de profesionales que me acompaña, el programa Brand Coaching que recientemente tuvo una primera Sesión-Experiencia con 20 empresarios emprendedores interesados en este tipo de temáticas. Considero elogioso que este entusiasta grupo haya decidido tomarse un tiempo para mirar adentro de cada uno, de modo serio y concienzudo, entendiendo que la cuna de nuestra Marca está en nosotros mismos y que hay muchas respuestas que podremos encontrar sólo ahí. 

Suele pasar en este tipo de procesos que tropezamos con ciertos obstáculos que dificultan ese transitar contemplativo, ello nos debe llevar a caer en la cuenta de lo fuertemente asidos que estamos a creencias de diversa índole que de hecho ejercen gran influencia en nuestras conductas. Lo nocivo es que muchas de estas creencias no son sino mitos que nos condicionan y que conviene detectar y desechar para darle vuelo a nuestra marca personal. A continuación cito 3 mitos que no hacen sino limitar nuestras proyecciones, condicionar nuestra fe en nosotros mismos, equivocar la estrategia de posicionamiento y cerrarnos a nuevos enfoques:

MITO 1: “No se puede tener todo en la vida, confórmate con el éxito que ya alcanzaste en algo, bastante con eso”.

Suelo escuchar a gente que dice:  “a mí en los negocios me va bien pero en el amor fatal”.....“no tengo ni tendré suerte en los negocios pero no importa porque lo más importante para mí es mi familia y con ellos no podría irme mejor”…."he conseguido éxito en mi negocio pero en mi casa todo esta de cabeza y la verdad ni quiero ponerme a pensar en eso"...... ¿Nos resultan familiares estas expresiones? Las re-leo y entiendo entonces que debo aceptar que, como la perfección no existe, como no se puede tener "todo" en la vida, debo entonces de conformarme con lo bueno que conseguí, puesto que hay quienes ni eso consiguen no?, entonces quedémonos aquí gozando de esto tan bueno. Lo otro dejémoslo ahí. Ya hicimos nuestra parte. Esto quiere decir que mi máxima aspiración en la vida es lograr alcanzar “un pedazo de vida”….no??? Porque según este postulado hay que resignarse con aquello que “no es tan importante” y poner los ojos sólo en aquello en lo que tenemos mayor “éxito”. ¿Sera esto realmente asi? O no será otra forma de resignarnos a no poder realizar aquello que mas nos cuesta, precisamente por eso, porque nos cuesta. Siendo crudos en nuestro análisis, podemos afirmar que el ser humano tiende a creer lo que quiere creer, ¿y esto por qué? Tal vez porque de esta forma vivimos más cómodos: tener a mano una respuesta fácil que no nos desafíe ni cuestione nos mantiene en zona de confort, ahí donde no tenemos necesidad de exigirnos mas de la cuenta. 

Tuve hace no mucho tiempo ocasión de acompañar a un gerente durante 12 horas contínuas como parte de mi labor de coach ejecutivo, un día intenso cuya mañana transcurrió de reunión en reunión, luego almuerzo con clientes y evento vespertino en donde prosiguieron las reuniones entre disertaciones y negociaciones, hasta finalmente retornar a su empresa a atender pendientes y firmar documentos. Finalmente salimos rumbo a su hogar llegando casi a las 21:00 hs. para cenar con su familia que nos esperaba. El tipo mantenía la vitalidad como para proseguir en la cena hablando de todo lo vivido en el día de trabajo, claro él se dice muy comunicativo y por ello su deseo de ilustrar a su familia. Pero casi que los demás no hablaban. Y debo decir que durante el día fui testigo de varios intentos fallidos de sus hijos (tiene 3 pequeños de 7, 9 y 11 años) que trataron de ubicarlo vía medios sociales digitales y por llamadas telefónicas, pero en el mejor de los casos apenas si les dispensó un minuto. Una de las cosas que él arguye al abordar este tema, es que dedica a sus hijos su fin de semana dado lo recargada de su agenda de actividades; además ellos tienen a su madre, no les falta nada, “ya quisiera yo haber tenido a esa edad, lo que ellos tienen ahora……” ¿Y saben cuál era en este coaching la razón de ser del acompañamiento? explorar este concepto: No he nacido para ser familiero, pa eso no soy bueno

Por lo auscultado hasta aquí, me reafirmo en decir nuevamente que esta frase no es mas que un mito. Nos aferramos con facilidad a este tipo de expresiones para evitar ocuparnos de aquello que nos desagrada. Sincerémonos: sí, es verdad que hacemos mejor aquello en lo que sentimos que somos más nosotros, eso es naturalmente correcto. Pero, convengamos también que el ejercicio de nuestras mejores destrezas no alcanza para hacernos felices. La acumulación de talento no es el reaseguro de la felicidad. Mientras que no seamos a pleno NOSOTROS, nos seguirá negada la felicidad de vivir. Si hay algo que realmente plenifica al ser humano, ello es sin duda el amor. Y nuestros afectos influyen decididamente en nuestra forma de conducirnos. Insisto con esto: no basta con sentirnos bien haciendo sólo lo que nos sale mejor. ¿Acaso lo que les sucede a quienes nosotros decimos amar no nos importa? si así fuera, ¿de qué amor estaríamos hablando? Por ello no nos podemos conformar con sólo un área bien desarrollada en nuestra vida sino que vamos por más, porque si pudimos vencernos y lograr el éxito en un aspecto, podemos hacerlo en las otras áreas también, y no porque seamos muy afines al tema sino porque creemos en nosotros, sabemos de lo que somos capaces y además amamos a quienes están de por medio y ese binomio fe- amor, es el motor más poderoso de todos, aquel del cual dan testimonio las grandes personalidades de la historia que cambiaron el mundo con su impronta. 

Damos lo que somos. Y somos lo que vivimos, no lo que suponemos o nos gustaría, somos lo que hacemos. Tenemos una vida, no varias. Y esta vida no es un rejunte de sub-vidas (casa- trabajo-amor- etc.). La vida es una sola. La búsqueda de la felicidad es una inclinación natural de todo ser humano y es posible de alcanzar en tanto nos ocupemos de alinear todas nuestras variables existenciales. Ocuparnos solo de una variable siempre será insuficiente, nos quedaría como un aguijón de abeja clavado en la piel con este venenoso cuestionamiento: “¿Y si yo me hubiese ocupado en serio también de eso otro que antes no quise tratar?

MITO 2: “Soy feliz con lo que hago hoy. Conseguí tener lo que quiero y no quiero complicarme mirando mis "cómo's" del pasado. No sirve detenerse a mirar atrás. Punto, historia cerrada”

Me interesa compartir con ustedes un extracto de la película “The Kid” (“Mi encuentro conmigo mismo”).  Es la historia de Russ Duritz (Bruce Willis),  exitoso asesor de imagen que está por alcanzar los 40 años y pese a que lo tiene todo en el aspecto económico, tiene una vida desarticulada y con un enorme vacío que le impide relacionarse adecuadamente con quienes le rodean. Russ es un hombre prepotente, poseedor de un ácido sentido del humor que suele incomodar al resto. Un día encuentra en el interior de su casa a un pequeño niño de 8 años de nombre Rusty (Spencer Breslin). Poco a poco va descubriendo que el pequeño es en realidad él mismo cuando tenía esa edad, lo que origina varios episodios de ansiedad en su yo adulto. Rusty es un niño feliz a pesar de su gordura y de ser considerado como un perdedor, imagen que Russ detestó desde siempre y que lo llevó a convertirse en lo que es en la actualidad. (Nota de Wikipedia sobre el Film)


La imagen final de este estracto del film, muestra al protagonista perplejo y cuestionado: ¿valdrá la pena todo lo que hice hasta hoy por ser la Marca que soy?  ¿soy quien me propuse ser? Me esforcé muchísimo por llegar hasta donde estoy... y entonces… ¿todo mi éxito qué? ¿no sirve? 

Suele pasar que en medio del largo caminar de la vida, perdemos algo de nosotros... algo se nos queda por ahí, en la ruta… pero seguimos en carrera porque esta vida no perdona retrasos innecesarios; aprendimos a vivir prescindiendo de cosas que dejamos tal vez pensando que hacíamos lo correcto. Quizás alguien nos sugirió que lo hiciéramos o pasaron cosas que nos afectaron y creímos conveniente hacerlo. Felizmente en el camino tenemos siempre la opción de recomponernos haciendo un alto para revisar el mapa, revisar motor y ver cómo anda mi vehículo; siempre es buen momento para detenernos y entrar en esa estación de servicio oportunamente ubicada en la carretera en donde podemos aprovisionarnos de eso que nos falta. Puede que no creamos útil el detenernos a mirar analíticamente nuestro pasado y nuestro futuro, lo cierto es que las más de las veces estos procesos se dan de una u otra forma, por ello conviene tomar el timón de la propia vida y decidir uno y no dejar que las circunstancias decidan por nosotros.    
  
MITO 3: “Mi marca debe parecer más de lo que es para así lograr impactar, sino cómo”.

Hoy el conocimiento está más que nunca al alcance de toda la gente, los medios on line han democratizado las comunicaciones permitiendo que en cuestión de instantes sepamos qué está pasando al otro lado del mundo, en tiempo real y prácticamente a costo cero. 

Y con el tema de las marcas se ha dado un vuelco mayúsculo, dado que la mejor forma de saber más de una marca no es tanto bucear en Internet para ver qué dice esta marca de sí misma, sino buscar qué opina el resto de personas de esta marca. Y he aquí el verdadero desafío: si mi marca es percibida por el gran público como una marca que miente, incumple ó esta desactualizada, pues no hay forma de defenderla. El “parecer” nunca estuvo más en crisis que en estos tiempos. Las personas, usuarios o no de una marca, interactúan en línea, agregan información, difunden puntos de vista, propugnan iniciativas y generan tendencias.

Ya no sirve exagerar ni pretender agrandar nuestro mensaje intentando mostrarnos como lo que no somos. Hoy más que nunca, siento que una palabra que oí hace mucho, cobra vigencia: “La verdad os hará libres”. Tu marca debe reflejar la verdad de lo que eres. Una imagen de marca distorsionada, falsa y poco relevante no generará ni impacto ni recordación futura. La reputación on line, esa que se construye con el boca a boca en redes, es clave. “La boca habla de lo que hay en el corazón”. Toda promesa de tu marca debe ser cumplida de lo contrario en muy poco tiempo esta puede arruinarse. Es el tiempo de la relevancia de Marca en donde fidelizas con lo que eres, comunicando adecuadamente cómo haces las cosas y fundamentalmente por qué haces lo que haces. Autenticidad, pasión, vocación de servicio y perfil relevante son algunos de los atributos que mayormente la gente busca en las marcas.

He constatado que de mayor o menor forma, estos Mitos se tornan en realidades en el caminar de marcas personales y aún corporativas. Es mas, tienen un disfraz lógico que permite que se hagan carne rápidamente en nosotros. Atentos a esto, no nos dejemos seducir por lo que parece. Rompamos con estos mitos, es indispensable si queremos que nuestra Marca pueda volar.