Este
fin de año 2017 ha venido trayendo un torbellino de situaciones que han generado
toda clase de sensaciones en muy pocos días: el país pendiente de la situación de
un presidente a punto de ser vacado; su salvación en las manos de sus
adversarios políticos los que le pasan una altísima factura por el favor de
conservarlo al frente del gobierno. Finalmente se produce la “negociación
del año” y se indulta a un expresidente que tiene anticuerpos enormes
dados los graves delitos que purgaba en prisión. Marchas y contramarchas: los
que creyeron que la hecatombe había pasado poco antes de la Navidad, regresan a
las calles pero ahora a pedir la cabeza del actual gobernante; se precipitan
las renuncias de los que hace menos de una semana eran el equipo de trabajo del
gobierno. Eso no va mas. El presidente activó una bomba (de nuevo) y su descrédito
aumenta más rápido que la inflación galopante del primer régimen de García
Perez. ¿Qué se puede esperar de un
gobierno asi?