Cada
vez es más frecuente visibilizar en avisos de búsquedas laborales, el rótulo: “capacidad de trabajo bajo presión” y
esto tanto en avisos de búsqueda para mandos directivos, rangos intermedios y
supervisores así como para asistentes y personal operativo, tornándose esta
capacidad en una variable de alta exposición. Y no es difícil decodificar el
por qué: los niveles de exigencia en las empresas han aumentado dada la alta competitividad
que existe. Se precisa satisfacer demandas en tiempos más óptimos; las
preferencias de los clientes son cambiantes: “el que me atienda más rápido y
mejor obtendrá mi adhesión”. Consideremos además que el fenómeno de la
comunicación digital ha generado a las empresas nuevos escenarios para
interactuar más y mejor tanto hacia adentro como hacia afuera. Por un lado, se
ha desarrollado una forma activa de seguir en contacto con clientes a efectos
de acciones de post venta, fidelización, atención de reclamos, etc. Y es de
considerarse que las audiencias son cada vez más activas en redes sociales y
portales web. Por otra parte, podemos constatar que la virtualidad también
genera nuevos espacios de trabajo colaborativo que no conocen fronteras: los
chat de RRSS, mensajería de texto, WhatsApp, Skype, Hang out, etc. son
plataformas que no duermen dada la alta actividad que se produce en ellas sobre
temas laborales aún fuera de los convencionales horarios de trabajo.