Es
probable que en más de una ocasión nos hayamos llevado las manos a la cabeza en
señal de malestar, consternación ó asombro luego de experimentar consecuencias
de ciertas acciones nuestras que no esperamos que generaran tanto malestar. No imaginamos
ni supusimos que algo así podría suceder, pensamos que lo hecho no generaría tal impacto y/o situaciones de conflicto. Mas allá de lo
grave del hecho, cierto es que hay sucesos delicados que
ponen en evidencia lo más bajo de nosotros, eso que tal vez nunca desearíamos
que se diga o vea de nosotros pero que existe y que nos afecta en mucho, no sólo
porque daña nuestra imagen sino porque esta dentro nuestro y contamina nuestra animosidad, nuestra identidad propia y nuestra voluntad de ser de una forma determinada (de la que a veces terminamos distanciándonos); esto ademas afecta relaciones personales,
proyectos y compromisos de diversa índole. Volviendo al hecho, ¿qué sucede en la trastienda de estas situaciones?