Toda
tarea de rescate implica riesgos, algunos mayores que otros. Porque las más de
las veces hay que acercarse al peligro para poder auxiliar a alguien que está
siendo consumido por este y en esas circunstancias nos preguntamos ¿por qué estoy haciendo esto? Si después de todo lo mas fácil es culpar
al destino por la desdicha de otros y sentir alivio porque no nos tocó a nosotros. Hay que considerar que tomas la decisión de intervenir esa realidad puede terminar afectándonos y mucho: capaz por ello será que ante tantas situaciones de riesgo como esta, se oyen mil voces y comentarios variopintos al respecto y, las más de las veces, el "ruido" supera en mucho a los actos concretos de servicio. Sin embargo, nos toco en
las ultimas semanas ser testigos de innumerables instancias de peligro ante los inclementes desastres naturales que azotaron nuestro
país y si bien se produjeron muy lamentables pérdidas, también es cierto que pudimos apreciar
escenas auténticamente heróicas, algunas muy conmovedoras, en las cuales fuimos testigos de rescates de personas y animalitos que
estuvieron a punto de perecer pero que gracias a la oportuna intervención de
otros lograron salvarse.