sábado, 8 de abril de 2017

RESCATAR: LA DIVINA MISIÓN DE QUIEN ARRIESGA POR CONVICCIÓN


Toda tarea de rescate implica riesgos, algunos mayores que otros. Porque las más de las veces hay que acercarse al peligro para poder auxiliar a alguien que está siendo consumido por este y en esas circunstancias nos preguntamos ¿por qué estoy haciendo esto? Si después de todo lo mas fácil es culpar al destino por la desdicha de otros y sentir alivio porque no nos tocó a nosotros. Hay que considerar que tomas la decisión de intervenir esa realidad puede terminar afectándonos y mucho: capaz por ello será que ante tantas situaciones de riesgo como esta, se oyen mil voces y comentarios variopintos al respecto y, las más de las veces, el "ruido" supera en mucho a los actos concretos de servicio. Sin embargo, nos toco en las ultimas semanas ser testigos de innumerables instancias de peligro ante los inclementes desastres naturales que azotaron nuestro país y si bien se produjeron muy lamentables pérdidas, también es cierto que pudimos apreciar escenas auténticamente heróicas, algunas muy conmovedoras, en las cuales fuimos testigos de rescates de personas y animalitos que estuvieron a punto de perecer pero que gracias a la oportuna intervención de otros lograron salvarse. 

Convengamos que, ante tal magnitud de incidentes, correr y salvarnos a nosotros mismos es plenamente entendible; sin embargo la necesidad de los otros es una realidad que latiga nuestras conciencias porque agachar la cabeza para no ver el dolor de otros sentidos, nos genera profundos conflictos. Y en momento así nos decidimos a por esa santa acción del rescate. Qué decir de este acto: es un poco una locura, un decidir por lo menos seguro para nosotros, un enfocarse en el otro, un salir de uno mismo, un compartir, un violentar la propia naturaleza para tomar la mano de otro y audazmente actuar en procura de una salvación conjunta.       

Las situaciones extremas nos ponen a prueba y permiten que nos demos realmente cuenta de qué estamos hechos. Una fotografía difundida en Facebook (de fecha lunes 27 de Marzo del actual 2017) por el usuario Oscar Ben-Ari Tuesta García,  da cuenta de la labor de rescate que implementó un joven por él desconocido a quien se le denominó: "el del unicornio inflable", quien de esta forma trasladó precisamente a la hermana y mascota del primero. Comentó Tuesta que la labor del joven había durado horas junto a otras personas. Roberto Guzmán Amaya es el nombre del joven empresario piurano que no dudó tras la inundación, de ir en pos de personas damnificadas ayudando a los residentes en la Quinta Ana María, ubicada en la ribera del río Piura. En los peores momentos, a veces aparecen las mejores personas. No tengo palabras para terminar de agradecerles.#ResistePiura”, escribió Ben-Ari Tuesta. Este concepto al que hago referencia es verdaderamente fuerte: implica ocuparse de liberar a otro. Ante las desgracias mas devastadoras una de las cosas que el ser humano pierde es la libertad, esa que nos permite obrar de acuerdo a nuestro criterio. Y entonces ¿cómo liberar a otros...??? si la situación de riesgo nos supera, si aun nuestro arrojo se debilita, si la desesperación se apodera de nuestro modo de reaccionar y nos envuelve en una nube de mayor incertidumbre e inseguridad.    

Meses atrás especté el film “Hacksaw Ridge”  ("Hasta el último hombre"), en el cual un soldado va a la guerra sin la intención de cobrar víctimas entre sus enemigos, entendiendo que la misión de su vida es rescatar a todos los que pudiese. Una historia real, basada en la vida del sargento del Ejército de los EE. UU. Desmond Doss, un Cristiano Adventista fiel a sus convicciones que se negó a portar armas en el frente y que fue en principio muy combatido por sus propios compañeros pero que terminó condecorado por el presidente Harry S. Truman con la Medalla de Honor, por haber salvado la vida a más de 75 hombres bajo el constante fuego enemigo durante la brutal batalla de Okinawa, en la Segunda Guerra Mundial. 


De él en principio se rieron, después lo rechazaron por salirse del molde de lo que se esperaba del prototipo de un guerrero y tuvo que pasar mucho para que pudiese ser autorizado para ir al campo de batalla sin armamento, como socorrista. Y a esta misión se consagró: desafió las balas enemigas para, uno a uno, rescatar a cada caído en combate. El asombro y el agradecimiento de sus pares era inusitado. ¿Y no experimentaba temor Doss? Claro que si, su rostro lo expresaba con claridad, y con temores y dudas hizo lo que había decidido hacer. Enfocado en su misión, consagrado a su tarea, atento a cada víctima, consciente de sus limitaciones pero fortalecido por su fe y convencido de que sí podría lograrlo.

El acto de amor mas extremo de todos, es alcanzar el rescate de otros a costa del sacrificio de la propia vida y es aquí donde me detengo y hago una pausa en memoria a tanta gente con un corazón de tan enorme tamaño. De seguro no hay pocos sino muchos ejemplos de personas así, ilustres desconocidos que se santifican en vida al ofrendarse por salvar a otros. Esos auténticos héroes no está visibles sólo en la pantalla grande, el aquí y el ahora nos permite virar nuestra atención hacia ellos. ¿Por que lo hacen? pregunté lineas arriba: por amor, por convicción, por solidaridad, por humanidad. Tendemos naturalmente a la vida y ante un grito de auxilio nuestros brazos se extienden antes de que podamos siquiera pensarlo. 

Siendo vísperas de fiestas esta reflexión me acompañó y me instó a creer en la gente mas allá de ese veneno de desconfianza que nos acecha tanto; cuando somos auxiliados por quién menos lo esperamos, experimentamos un renacer y cual arco iris después de la tormenta, resurgimos, volvemos a creer, a sonreir con esperanza y a recobrar el vigor para ir en pos de alguien mas a quien rescatar. Porque esto es una cadena en donde de seguro contamos con mayor poder para rescatar a otros en tanto y en cuanto nos sabemos rescatados. Personalmente nada me toca mas adentro que el contemplar el crucifijo de Cristo pues veo ahí al mayor rescatador de todos, aquel que decidió ofrendar su vida por su pueblo, por cada creyente y no creyente, por la humanidad toda, porque asumió una misión redentora magnánima. "No hay amor más grande que dar la vida por los amigos" (Juan 15:13), un párrafo bíblico de esos que realmente nos pueden hacen estremecer. El mas grande de todos los amores no tiene límites temporales, no se amilana, no se ensimisma, se la juega por los otros. Como lo hizo Desmond Doss, como lo hizo Roberto Guzmán Amaya, como lo hacen y siguen haciendo tantas otras personas anónimas (desde bomberos, policía, militares, cruz roja e instituciones hasta voluntarios y el ciudadano de a pie) que asumen esta tamaña misión divina que es rescatar a riesgo aún de su propia vida. Que en algún instante de esta semana podamos tomarnos un minuto para contemplar a ese Dios en acción de rescate encarnado en Jesucristo, un Dios actuante, presente, dispuesto a ofrendarse por salvar a otros. Y que su ejemplo nos inspire y movilice. Es tiempo de rescate. Ya nos toca.            


FUENTE NOTICIOSA: 
http://peru21.pe/actualidad/desborde-piura-este-joven-y-su-unicornio-ayudan-rescatar-personas-inundacion-ciudad-2275571

http://diariocorreo.pe/ciudad/facebook-joven-junto-a-su-unicornio-rescata-a-nina-y-su-mascota-tras-desborde-en-piura-video-739744/